miércoles, 22 de enero de 2014

Sentimiento nacional, autodeterminación y revolución en Catalunya

Cuando una idea conquista la mente de las masas se convierte en una fuerza material.

Karl Marx 

Esta brillante frase de Marx fue acuñada por el genio alemán en referencia al comunismo, pero tiene su aplicación a todo fenómeno ideológico de masas, incluido el sentimiento nacional. Para que el sentimiento nacional haya conquistado la mente de las masas, de una buena parte de las masas catalanas, tenemos que comprender varios factores que se relacionan entre sí.
Sentimiento nacional

Para empezar un desarrollo histórico particular. Y no me refiero a 1714. Es con el desarrollo de la burguesía industrial catalana y el colapso de las revoluciones burguesas españolas cuando puede empezar a hablarse de sentimiento nacional catalán. En su origen, fue un instrumento de la burguesía catalana para dotarse de una base de masas con la que enfrentarse a la oligarquía española para preservar y ampliar sus privilegios. Lo cual no impedía a ambas partes cerrar filas cuando se trataba de enfrentarse con el movimiento obrero. Hoy en día el nacionalismo de la actual burguesía catalana sigue teniendo esencialmente la misma base y los mismos intereses, además de desviar la atención de su propia política reaccionaria.

Pero toda acción tiene siempre su reacción: la oligarquía española respondió siempre al hecho nacional catalán con la represión. A veces por miopía política, otras por ideología o por garantizarse a su vez un apoyo de masas dentro y fuera del Principado. Así vamos de Lerroux a Wert pasando por Franco. La reacción dotó al sentimiento nacional catalán de un contenido progresista de lucha contra la opresión y defensa de la lengua y la cultura.

Pero sentimiento nacional no es equivalente de independentismo. Hasta estos últimos años la mayoría de los catalanes no se consideraban independentistas aunque sí que tenían un fuerte sentimiento nacional. El independentismo se veía reducido a sectores de la juventud estudiantil, sobre todo de capas medias. Esa situación es evidente que ha cambiado aunque el independentismo sigue concentrándose fundamentalmente entre la juventud y las capas medias.

Ascenso del independentismo. El papel de CiU

La crisis capitalista del Estado español no se limita al aspecto económico. Realmente todas las estructuras de dominación que se tejieron en la transición están en crisis terminal. Para empezar la socialdemocracia. El sostén esencial, fundamental de la estabilidad capitalista post-transición era la autoridad y dominio sobre la mayoría de la clase obrera que detentaba la socialdemocracia. La intensidad de la crisis de la monarquía o del estado autonómico se mide por la intensidad de la crisis de la socialdemocracia. En Catalunya esa crisis -y así está el PSC- también se expresa en el ascenso del independentismo. En los 80 y 90 las "dos almas" del PSC reflejaban la fusión de la sociedad catalana. Hoy el partido está hecho añicos mucho más que su homologo en el resto del Estado. Para miles de personas el Tripartit y el Estatut fueron la última esperanza de convivencia conjunta. La consiguiente decepción tras estas experiencias no solo allanó el camino al regreso de CiU, sino que puso las bases para el ascenso independentista.

El papel de CiU ha sido muy importante en todo esto. Herederos de la Lliga de Cambo, siempre optaron por ser Bismark de España y no Bolívar de Catalunya. El formato coalición les permitía a Convergencia y a Unió repartirse los papeles. Pero su actual giro independentista (sobre todo en CDC) es a la vez causa y efecto de la actual situación política.

Débil, cada vez mas contestada en la calle, incapaz de gobernar como durante la época de Pujol, CiU no dudó en apoyarse en el creciente sentimiento de desafección con España para instrumentalizarlo y dirigirlo para sus propios fines, pero también inevitablemente para amplificarlo. Para miles de votantes convergentes, si CiU se ponía al frente del proceso, eso solo podía significar que ahora era posible conseguir la independencia.

Por supuesto a Artur Mas nunca se le hubiera ocurrido pensar que su giro soberanista llegaría tan lejos, pero los acontecimientos tienen su propia dinámica. Los dirigentes de CiU creían que conseguirían la 'mayoría excepcional' que exigían y que después se limitarían a gestionar un pacto fiscal con el PP y esperar a que hubiera recuperación económica. Como siempre, la burguesía infravaloro la inteligencia y el instinto de las masas que eran muy conscientes del carácter antisocial del gobierno de Mas.

Desde entonces la aun mayor debilidad del gobierno de CiU y la crisis profunda del PSC han ido dando impulsos al proceso, beneficiando fundamentalmente a ERC que se nutre de votante convergente y a Ciutadans que hace lo propio con votantes del PSOE y del PP. Por supuesto Mas sigue tratando de ganar tiempo pero cada tramo que gana lo hace a costa de cerrarse las salidas posibles.

No obstante aunque ya hay fecha para la consulta, CiU juega con la posibilidad de que la situación se enfríe -a lo que contribuiría la probable derrota independentista en Escocia- y finalmente por culpa del PP y del PSOE no haya consulta, haya por tanto un adelanto electoral y Mas pueda rentabilizar la represión estatal y una improbable mejora económica. La burguesía catalana -y española- necesita una CiU viva para las elecciones generales de 2015 que pueda dar algo de estabilidad al débil gobierno que salga de esos comicios. En todo caso, con el cada vez mayor seguidismo de la dirección de ERC a CiU, Jonqueras pretende ganar la respetabilidad -de cara a la burguesía catalana- que le permita ser digno sustituto de Mas.

Por supuesto en todo el proceso, CiU ha marcado su impronta ideológica. El Estado español es presentado por la burguesía catalana como un obstáculo para el desarrollo, un parasito que expolia las riquezas catalanas. Por supuesto así tapan el propio saqueo que ellos mismos llevan a cabo sobre las masas oprimidas catalanas. Pero para decenas de miles de, aun psicológicamente hablando, capas medias, su ruina y su falta de proyecto de futuro se deben a España: su corrupción (como si no hubiera Palaus), su despilfarro, su atraso... La burguesía catalana proyecta una imagen idealizada de sí misma (productiva, emprendedora...) que el pequeño propietario, el estudiante o la profesión liberal se quieren creer porque al otro lado del Ebro se encuentran con un país de pandereta y caspa.

Por eso no será el proyecto federal de Rubalcaba o los brotes verdes de Rajoy lo que "recupere" Catalunya para España. Si la crisis política y social continúa agravándose, lo más probable es que la brecha continúe abriéndose, haya o no haya consulta, estalle CiU o pierda el PP las elecciones. Esa situación puede no darse de manera lineal, sino a saltos, intercalando momentos de más resignación con otros momentos más incendiarios, pero lo que sí está descartado es que volvamos a la época de Pujol.

Autodeterminación y revolución

En estos últimos años, lo que más ha mantenido unida Catalunya al resto del Estado han sido la lucha de clases, el 15M, las huelgas generales, las Mareas... la política oficial por contra ahonda la división. Sólo un proyecto de Revolución podrá mantener unidos a ambos pueblos. Y en esa circunstancia no sería extraño que entonces sí, la gran burguesía se convirtiera al independentismo militante.

Una Catalunya independiente bajo el capitalismo sería un horror para los oprimidos. Es falso que la independencia sirviera de impulso para cambiarlo todo. Justo lo contrario. La nueva Catalunya dirigida por la burguesía catalana (y las potencias imperialistas y el capital financiero catalán, español e internacional) utilizaría la autoridad conseguida por la consecución de la independencia para "remar todos en la misma dirección", "salvaguardar la independencia recientemente conquistada" etcétera. Un pequeño país como Catalunya dentro o fuera de la UE solo sería viable desde el punto de vista capitalista con una tremenda devaluación interna: recortes salariales, aumento de las jornadas laborales... por cierto, las recetas aplicadas estos años que explican el auge exportador de la economía catalana. En aras de defender el país, toda protesta sería condenada de saboteadora o españolista. Y por ultimo y no menos importante la voraz burguesía catalana terminaría de desmantelar el país en su propio beneficio y la capacidad de defensa de los trabajadores seria menor.

Señalar esta realidad no significa no defender el derecho de autodeterminación del pueblo catalán e incluso un derecho tan básico como organizar un referéndum, pero la cuestión es que clase social dirige el proceso y que clase puede conseguir realmente la autodeterminación.

De la mano de la burguesía, dirigida por la burguesía como está sucediendo, la división y el enfrentamiento entre Catalunya y el resto del Estado y dentro de la misma Catalunya irá a más: más polarización en líneas nacionales, más dificultad real para conseguir la autodeterminación. Los que justifican el pacto de la izquierda con CiU en aras de la "unidad" obvian que le están perdonando la vida al gobierno de Mas, y le están permitiendo, aunque luego se hagan denuncias públicas e incluso manifestaciones, continuar su política de ataques y recortes.

Apartando a CiU, derrocando a CiU y reemplazando su gobierno por un gobierno de izquierdas, un frente político de izquierdas que vinculase la autodeterminación a la lucha contra los recortes y contra el capitalismo, Catalunya incluso se convertiría en un referente de lucha en el conjunto del Estado. Las masas madrileñas, andaluzas, extremeñas... verían como el pueblo catalán lucha contra la opresión y contra la misma clase social que también a ellos en Madrid, Sevilla o Badajoz están sufriendo. Igual que sucedía en la transición, los derechos democráticos del pueblo catalán serían asumidos por los oprimidos del resto del estado, la única garantía para conseguir una autodeterminación efectiva.

El periodo histórico con más similitudes con los años que nos va a tocar vivir en el estado español es el primer tercio del siglo XX. En esos años de Revolución y contrarrevolución en los que Catalunya jugaba un papel de vanguardia se sucedieron periodos aparentemente contradictorios pero completamente vinculados: momentos de reacción y represión como con los pistoleros del sindicato libre o la dictadura de primo de rivera, junto con ascensos explosivos de la lucha nacional catalana como las sucesivas proclamaciones del Estat Catalá en 1931 y 1934 y sobre todo situaciones abiertamente revolucionarias donde la clase obrera aspiraba a tomar el poder desde la Semana trágica o la huelga de la Canadiense hasta las jornadas de julio de 1936. La revolución obrera, la contrarrevolución burguesa y la cuestión nacional se alimentaran unos a otros y marcaran el devenir político de Catalunya y por extensión del conjunto del Estado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario