sábado, 18 de enero de 2014

Una candidatura de disenso

El viernes 17 de enero se hizo público en ya sabido salto a la política electoral del profesor Pablo Iglesias, famoso tertuliano de televisión. Podemos, plataforma con la que piensa presentarse a las elecciones europeas del próximo mes de mayo, agrupa a diversos intelectuales afines al tertuliano y el grupo político "mandelista" Izquierda Anticapitalista.

Según los promotores de esta candidatura, con Podemos se superará la actual realidad electoral con una candidatura nueva, alejada de los partidos políticos tradicionales con todo lo que eso implica, cercana a los movimientos sociales, participativa, la voz del pueblo, etc, etc, etc. Una música que desgraciadamente no es nada novedosa.

Pescar en río revuelto

No voy a negar ningún mérito al profesor Iglesias. Como director del programa "La Tuerka" logró convertir este espacio en una referencia dentro de la izquierda, sobre todo entre la juventud universitaria y organizada. Este éxito le ha aupado a los platós de los medios de comunicación de masas como Quatro o La Sexta donde ha polemizado con los tertulianos de la caspa mediática, haciendo una demostración de conocimientos y sapiencia. Frente a los balbuceos de otros tertulianos supuestamente encuadrados en la izquierda, Iglesias ha demostrado a miles de televidentes que se puede responder a franquistas como Marhuenda. Esta labor ha sido positiva y negarlo es una estupidez sectaria.

Ahora bien, que las intenciones del profesor Iglesias iban más allá de ser una figura mediática eran más que evidentes desde el principio. No entraré a valorar egos, ambiciones y arrogancias, pero no tendría que resultar sospechoso que una personalidad de la izquierda que se piensa capaz, quiera aspirar a participar en política en primera linea, incluso en el terreno electoral. Los que creemos que la lucha política es imprescindible para transformar la sociedad entendemos que es útil disponer de figuras conocidas y mediáticas, y que inevitablemente al final necesitas una candidatura y un número uno de la misma.

Tampoco entraré a valorar el papel que directamente han jugado Quatro, Público y La Sexta a la hora de favorecer e impulsar la candidatura de Podemos aunque a nadie se le debería de escapar que algunos medios de comunicación de masas (y por tanto, propiedad de determinados sectores de la burguesía), que tratan de ocupar el mercado "progresista", no han dudado en impulsar toda opción política capaz de dañar a la izquierda tradicional (vease el oscuro partido X y El País).

La política

Desde luego, Iglesias no es ningún tonto y si ha dado este paso es porque sinceramente piensa que puede salir elegido eurodiputado. Tiene a su favor su tirón mediático así como las características específicas de las elecciones europeas (circunscripción única, baja participación, voto bronca...), pero también aspectos políticos de fondo como la tremenda indignación presente en la sociedad, el descrédito de la política tradicional, la crisis institucional y política cada vez mayor, las ansias de cambio de un sector cada vez más masivo de la clase obrera, la juventud y las capas medias... No es el primer intento de determinados grupos políticos de aprovechar estas circunstancias -siempre en detrimento de Izquierda Unida-, pero si parece, de entrada, el intento con más posibilidades de cosechar algún éxito.

Sobre el rechazo a la política tradicional... es un aspecto a tener muchísimo cuidado. Los escándalos de corrupción presentes en casi todas las fuerzas políticas son vergonzosos, vomitivos. Desgraciadamente no sólo afecta a las organizaciones de la burguesía, también las organizaciones socialdemócratas y los sindicatos están completamente inmersos en tramas de corrupción. Ahora bien, este tema, tan sensible, también está siendo utilizados por el capital financiero y la derecha para desacreditar la política en general, poner a todo el mundo en el mismo saco, desanimar y desmoralizar e incluso favorecer tendencias políticas reaccionarias y demagógicas como Ciutadans o UPyD que también se vanaglorian de hacer "nueva política", lejos de la corrupción y la amoralidad. 

No todos los políticos de las organizaciones obreras tradicionales son unos corruptos y unos ladrones, aunque, ciertamente, el capitalismo utiliza de manera orgánica y continuada la corrupción, el tráfico de influencias y los "favores". Efectivamente: la corrupción es consustancial a la democracia representativa capitalista, de hecho, es consustancial al propio funcionamiento del capitalismo que la utiliza como una especie de lubricante. Creo que no se trata por tanto de denunciar la política en general, sino específicamente la política BURGUESA, la política sumisa a los dictados de la banca y del capital financiero. Utilizar el sano sentimiento que tienen decenas de miles de personas contra la corrupción sin combatir los intentos capitalistas de desacreditar la lucha política no es sólo oportunista, sino que supone fomentar un prejuicio muy interesado que maleduca a cientos de activistas. Porque además, en este momento, creo que la batalla más importante pasa por aumentar el grado de organización de los oprimidos, y en concreto la organización política, indispensable para conseguir transformaciones políticas. Los prejuicios contra la política en general sólo benefician a los aparatos burocráticos y a los capitalistas que sobre todo lo que quieren es que las organizaciones obreras tradicionales sigan vacías.

La unidad de la izquierda

No voy a ocultar mi militancia en IU y en CCOO. Desde luego tampoco ocultaré mi rechazo a muchos aspectos de la política practicada tanto por la coalición como por el sindicato. Sin embargo, no sólo existe un sentimiento "contra los políticos" en la sociedad. También, y no sólo entre los activistas de los movimientos sociales, hay un fuerte sentimiento "por la unidad". Y este sentimiento tiene una base material muy concreta: Ya sea en la PAH, en las distintas Mareas, en las luchas obreras, etc, muchos de los activistas que admirablemente participan e impulsan estas luchas día a día tienen un carnet político y/o sindical en el bolsillo: unos son de IU, otros de las CUP, de CGT, otros de CCOO, del SAT... A todos estos activistas, y a los que no están organizados en ningún partido o sindicato, les une la lucha, les une el día a día, los esfuerzos, miserias, éxitos y problemas. No sólo les une los objetivos concretos por los que están participando ya sea en la PAH, con los iaioflautas o en la Marea Verde, sino también el rechazo a la injusticia que supone el sistema capitalista. Esta tendencia buscando la unidad beneficiará a Izquierda Unida (sobre todo a nivel estatal porque en Catalunya, Euskal Herria y Galiza el sentimiento nacional modifica el escenario aunque no anula la búsqueda de la unidad) que es percibida por amplias capas de la clase obrera y la juventud como la única alternativa posible a la izquierda del PSOE. Además, como antes dijimos, entre los activistas sociales hay numerosos afiliados o simpatizantes de IU que se parten el cobre en las distintas luchas en las que participan. No es de extrañar que Podemos haya sido percibida entre muchos militantes comunistas como una candidatura sin otro objetivo que arañar votos a IU. Por mucho tirón que pueda tener el profesor Iglesias, el voto a Izquierda Unida va a crecer sensiblemente en las próximas elecciones europeas.

Sin embargo, el futuro de la izquierda en el Estado español pasa, en mi opinión, por la actitud hacia la política que adopten los activistas de los movimientos sociales y del movimiento obrero. En estos años hemos tenido el 15M, las huelgas generales, manifestaciones más o menos espontáneas, las Mareas... muchos de los activistas que participaron e impulsaron estas luchas están sacando la conclusión de que en la lucha contra los recortes y contra el capitalismo hace falta dar un paso más, hace falta más fuerza y más contundencia. Y, añado yo, hace falta la lucha política. Un frente de organizaciones políticas y sociales de izquierdas, opuesta consecuentemente a los recortes y a las políticas capitalistas atraería a muchos de estos activistas que a su vez arrastrarían tras ellos a miles de jóvenes y trabajadores. Un frente de estas características estaría en situación incluso de atraer a un porcentaje importante de votantes del PSOE y plantar cara al PP, a la monarquía y a las demás instituciones heredadas de la Transición.

En ese camino creo que sería muy positivo que las organizaciones políticas de la izquierda impulsaran una Conferencia de movimientos sociales, políticos y sindicales contra los recortes y el capitalismo, lo más amplia posible. Esta Gran Conferencia podría impulsarse a escala local, barrios, fábricas o distritos mediante asambleas amplias donde se eligieran democráticamente delegados para los encuentros de rango superior. El énfasis estaría no tanto en el carnet de partido o sindicato del delegado, sino en su trayectoria en la lucha, el trabajo desarrollado. Sería una gran oportunidad para que, dejando atrás enfrentamientos estériles y sectarios, se pusiera en el primer punto del orden del día un programa común -que sin duda sería mucho más avanzado y combativo que el que figura en los programas electorales tradicionales- y una estrategia y una táctica de lucha contra el sistema, tanto en el terreno de la calle, o el terreno sindical, como en el terreno electoral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario